El empresario Johan Cruyff, ese dios menor, fue, como todo, sus cabezonerías. Julio César Efráin Romero, ‘Romerito’, fue uno de ellos. Una historia efímera, como el amor, que decidió Ortega que es una transición estúpida. La cuestión es que el bueno de Johan se metió en la piel del deseo de que el Barcelona, antes que el Madrid, estuviera en Paraguay en el clásico: en los últimos años del jugador Cruyff ya había jugado con él, y Cruyff era el futbolista . en gerundio. En España, en el año 89, murió la Movida, y José Luis Núñez se sintió, en la insaciable lucha por la presidencia, ante un año dorado. Lo supo quizás como buen hombre de Baracaldo, apesta. Y también…